domingo, noviembre 27, 2005

Del inalterable amor divino


Breve Análisis y reflexión sobre el tema del inalterable amor divino.

En el principio Dios dijo: - ¡Hagamos al Hombre a nuestra imagen y semejanza!-… Y así fue, creo al Hombre Varón y al Hombre mujer, porque fueron hechos a su imagen y semejanza y dice la escritura: Varón y hembra los creo. Obviamente el hombre fue engendrado por amor, por el amor de Dios Padre y Dios madre, es decir las dos polaridades del Dios único, de cuya naturaleza masculina y femenina, expresada a su imagen, surge el hombre sexuado. El Hombre pues, es un término que designa conjuntamente al varón y a la mujer, que posteriormente tomaron el nombre de Adán y Eva. Y, Dios Padre y Dios Madre amaron al hombre en su doble espectro, por tres cosas esenciales, primero: por ser sus hijos verdaderos engendrados en el amor, segundo: por tener y ser imagen y semejanza de su creador y recrearse Dios en ellos, y tercero: por haber heredado la naturaleza del corazón espiritual de Dios, capaz de producir y dar amor a quien ellos quisieran, Ellos desde el origen estuvieron en el corazón de Dios y Dios estuvo en su corazón. El hombre nunca ha estado solo; junto a él, en cada acto de su vida, sea éste bueno o malo, elevado o bajo, acompañándolo de una manera más persistente que su propia sombra ha estado la presencia del amor divino.

Y muchos en la Tierra, aún diciendo creer en ese Dios amoroso y misericordioso, se olvidan de su amor, de su paternidad y maternidad y actúan como si fueran hijos advenedizos, y por tanto no perciben el arrullo amoroso que Dios les dispensa en la vida a través de seres de carne y hueso, iguales a ellos, por medio de los cuales se hace tangible el abrazo y el beso cariñoso de los Padres Celestiales. Por causa de la caída, el hombre se desconecto del corazón de Dios y perdió su facultad espiritual de verlo cara a cara y hablar con Él, que en el principio tenían los Hombres... privilegio del que sólo disfrutaron por un tiempo Adán y Eva. Debido a esta separación de la presencia de Dios, los hombres cayeron en la desesperanza, se llenaron de egoísmo, de soberbia y la duda mino su fe, mas cuando ellos alzan sus ojos hacia el futuro, le temen al momento de la muerte porque creen que una vez dejada la materia, se habrán de enfrentar a ese mismo Dios, pero ahora convertido en temible e implacable Juez, listo a levantar la ira de Su justicia contra el hijo rebelde, a quien dice amar tanto.

Pero Dios ha establecido su fidelidad con carácter de eternidad para con el amor a sus hijos, por eso se puede decir que su amor es incambiable, único absoluto y eterno. Entonces, ¿Por qué se habla de la justicia divina? ¿Cómo podría entenderse ésta? ¿Por qué habría de cambiar de tal manera el amor del Padre? ¿Podrá Él amar más al hijo cuando éste se encuentra en una materia que cuando se presenta ante él tal y como broto de Su amor, en espíritu y en esencia? En realidad Dios estableció una “Ley Universal” que rige todos los procesos y ciclos de vida animada e inanimada, visible e invisible, y los quebrantos a esa ley, la ley misma los sanciona. Fue voluntad de Dios que esa ley existiera para garantizar la paz y el orden en el Universo, gracias a ella la vida y la materia evoluciona y se perfecciona y todo se va cumpliendo en perfecta armonía, nadie que este sujeto a la soberanía absoluta de Dios osa desobedecer la Ley, pero como existen seres dotados de libre albedrío, estos, si tienen la voluntad y el deseo, pueden transgredir y seguir caminos equivocados ( a menos que tengan algo especial que los guíe) y por tanto ser sujetos de la pena que la misma ley establece. Por eso dice un dicho: “En el pecado esta la penitencia”, todo pecado trae sufrimiento, dolor, daño espiritual y muerte y eso es independiente de la voluntad de Dios, sino que es producto de la justicia divina impresa en la misma ley que actúa de forma automática. (Al pecar o trasgredir la ley, Dios sufre, no tanto porque le ofendamos al violar sus mandatos, sino porque conoce el sufrimiento que como consecuencia nos espera), No obstante cuando alguien se arrepiente de sus yerros, paga cierta indemnización y hace algo por restaurar lo que fue alterado, goza de la gracia del perdón y su pena puede ser minimizada u olvidada por los Señores de la Ley, perdonándose la trasgresión el pecado queda borrado y es como nacer de nuevo. El agua como el arrepentimiento simboliza la purificación y la restauración y el perdón significan Vida, significa una nueva oportunidad de alcanzar la meta original de ser hijos legítimos de Dios. En su inmenso amor el Padre para evitar que el hombre fuera constantemente castigado por la ley, estableció otra ley superior a la primera y creada exclusivamente para el hombre, esta es la Ley del Amor, la Ley de“De Dar y Recibir” con la cual fue bendecido para crecer y multiplicarse, dotado con esta herramienta, el hombre tenía la responsabilidad de perfeccionarla para disponer de ella a toda su capacidad, entonces llegada su oportunidad el hombre por su mismo amor a Dios, reconocería su soberanía en todos los actos de su vida y le daría obediencia absoluta, se pondría voluntariamente bajo su cuidado con Fe verdadera y de esta manera guiado por el amor, por el espíritu de Dios evitaría pecar, pues no soportaría siquiera pensar en ello y en caso que lo hiciera lo haría con pureza, sin mala intención, sin gustar de sus frutos, por lo que, no se haría acreedor a las penas derivadas del pecado .

Desafortunadamente la evolución del corazón del hombre para llegar a cultivar y a sentir un amor similar al de Dios, para llegar a alcanzar la madurez se vio truncada por los acontecimientos de la caída que corrompieron su corazón y empezó a actuar guiado, no por el amor sino, por una mezcla de instinto ciego e intelecto antojadizo, (Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal) siendo presa fácil del deseo pasional irrestricto, el orgullo malsano, la codicia, el vicio, el engaño... etc. llevándolo a los mas extremos desvaríos y sufriendo todas las consecuencias de semejante catástrofe moral y ética.

No obstante todo lo acontecido, el Señor Dios, no abandono al ser humano, siguió amándole y procuro a través de un plan providencial suministrarle la oportunidad de pagar la indemnización en el espíritu y el cuerpo de su hijo primogénito, que fue enviado por Él para que nos mostrara la vía hacia su corazón, para que le conociéramos de nuevo, para que le reconociéramos en la persona de Jesús, como un Dios Vivo, eternamente preocupado por sus traviesas criaturas, mostrándonos en este gesto su amor inconmensurable.

De esta manera trascendente el Padre le brinda al hombre de fe las herramientas que lo restauraran a su posición de hijo de Dios, condición perdida en los orígenes, y por lo tanto en la capacidad de volver a sembrar en su corazón la semilla del amor, y cultivar este sentimiento como un árbol frondoso, el cual entonces permanecería ya para siempre, y a cuya sombra beberían deliciosamente del cáliz del amor, el hombre y la mujer… Y serían como un solo ser degustando el agua de la vida. Todavía hoy por hoy el hombre padece de ignorancia y esta en ese proceso de descubrir las causas de su caída y de encontrar las vías de su restauración final.

No nos olvidemos ni por un instante del amor de nuestro Padre, de su ternura y de su bondad infinita aconteciendo en nuestras vidas, todos y cada uno de nuestros días, Él está presente golpeando a nuestras puertas, no cerremos nuestros corazones, veámosle en toda persona de buena fe, de buena voluntad, en todos esos ángeles que anónimamente se nos acercan… acojámonos con humildad al amor del Señor, en todas sus criaturas, independientemente de su aspecto físico, de su apariencia, raza, color, estrato social, creencias religiosas o credo político, todos somos sus hijos, todos hemos caído y salvo los que a conciencia le rechazan, todos somos hermanos, lo único que se precisa para unificarnos es amarnos con sinceridad, con esperanza, con fe, en que en ese amor, está el amor del Señor... Porque indudablemente si Dios es eterno, absoluto, inmutable y perfecto, así también debe ser Su Amor.

Alahim Loor

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